El mundo es la tensión de los opuestos. Es la afirmación y su contrario. La rayuela es el cielo y soy yo, su otro lado

28 mar 2007

síndromes

Está el error de pensar que a mitad de partida se pueden cambiar las reglas de juego. Eso sucede no más en Nunca Jamás (y sólo en ocasiones). Por eso si una se da de lleno con un síndrome de Pan recalcitrante será incapaz de entender cómo, el muy pelotudo, con la partida a medias pretende cambiar el personaje.

El deseo no tiene ataduras más que las del cuerpo y las reglas (no pasado, no futuro) no son discutibles; contravenidas, resultan patéticas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero eso es falso, amiga... Las reglas del juego se cambian todo el rato...

"Quien pone reglas al juego", de hecho, "se miente si dice que es jugador"...

En el cambio, no más, está la vida....

Hatalía Traveler dijo...

Ah, Justine pero tú sabes que hay reglas que no cambian: el deseo no puede ser amor si una parte no lo quiere. El deseo no puede tener más ataduras que las de la carne, no importan los sentimientos y, si importan, estamos ante otra cosa.

Sabes, Justine, que no vale cambiar cuando no nos gusta el resultado obtenido y nos da la rabieta patética.

Muchas cosas (el deseo incluido) es cuestión de dignidad...

Excipit

"Si bastara con amar, las cosas serían demasiado sencillas" (Albert Camus)