Falta una frase y eso importa.
En ella puede estar un amor
declarado; la nota
de suicido, la compra del mes
de un divorciado.
Esa frase que nos ha enmudecido,
por ausente,
te la puedo devolver al oído.
No olvides que en Grecia
Sócrates hablaba porque sabía,
seguro,
de hemerotecas como cámaras de gas
de la memoria.
Mejor decirte, amor, esas palabras
cuando en la barra
te deslizas a mi cuello
y no van a oírnos.
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